Las conductas agresivas y la desobediencia de los adolescentes pueden ocultar un Trastorno de Déficit de Atención que nunca fue descubierto o bien tratado.
Cuando llegaron a consulta con el psiquiatra Juan Felipe, de 13 años y sus papás ya estaban al borde del desespero: ni ellos podían tolerar el comportamiento de su hijo, ni él una crítica más.
Juan, según sus papás, era agresivo con su mamá y su hermana, no cumplía normas, andaba con amigos con “pinta de adictos y metaleros”, era inestable emocionalmente, mentía todo el tiempo, desafiaba a los maestros y era pésimo en el colegio”.
“A estas alturas del año va perdiendo casi todas las materias y ha sido suspendido varías veces. Promete que va a hacer un esfuerzo por cambiar, pero nunca pasa nada”, dice el papá de Juan.
Su comportamiento no es nuevo. “La verdad, así se porta desde que tenía 7 años”, recuerda la mamá.
“El ambiente en que vivía esta familia era desagradable: debido a las peleas entre los papás, en buena medida generados por la situación de Juan, terminaron separándose; éste, además, era blanco de críticas constantes”, cuenta Rafael Vásquez, psiquiatra especializado en adolescentes y niños, que describe el de Juan como un caso complicado de Trastorno de Déficit de atención asociado a Hiperactividad (TDAH) en adolescentes.
ES MUY COMÚN ENTRE LOS NIÑOS
De acuerdo con el estudio Prevalencia del Trastorno por Déficit de Atención-Hiperactividad en niños, niñas y adolescentes colombianos, publicado en la Revista de Neurología (2005), EL TDAH es un síndrome neurológico frecuente. Se caracteriza por hiperactividad, impulsividad e inatención, inadecuadas para el grado de desarrollo del niño o del adolescente.
“ Es el problema de comportamiento más común durante la infancia. Constituye la enfermedad crónica más frecuente en periodo escolar. Representa un problema complejo debido a que aparece en edades tempranas, repercute en la vida diaria del niño y existe la probabilidad de que persista a lo largo de la vida”, dice el estudio que concluye que en Colombia esta alteración puede tener una prevalencia que puede alcanzar el 20,4% de la población escolar.
Vásquez afirma que los papás no ponen a los niños e3n tratamiento porque creen que el problema es pasajero y se soluciona con disciplina. También, porque ellos la sufrieron de niños (es hereditaria) y cree que es algo normal.
El Tiempo
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